16-03-2014
Casi una veintena de kilómetros y dos mil metros de desniveles para los más potentes, cerca de quince kilómetros para el recorrido corto. Todo según lo anunciado, con nieve dura en las primeras horas y así mantenida en las caras norte, transformada a primavera más adelante pero bien esquiable durante todo el recorrido.
Diez en punto: hora de salida. En pila, sobre todo de hombres, menos mujeres. Tres, dos uno… El primer repecho les llevaba estirándose a la Sierruca por un hilo de nieve rodeado de peñas y herbazales con la Peña Vieja custodiando todos sus movimientos. Bajando a Aliva la fila iba ya estirada y retomando las cuestas que miran a la Horcadina de Covarrobres aún más. Esos primeros trescientos metros de desnivel marcan las diferencias y ya les veíamos a algunos perdido el resuello al llegar bajo las bellísimas agujas de roca en el extremo de la Peña Vieja.
Los barrancos que llevan a Verónica veían dibujarse una fina hilera, a cada paso más estirada, sin dificultad y paso a paso camino de las alturas.
El Llambrión ha sido la primera dificultad seria. Lo habíamos dicho: helada en las nortes; tanto que subiendo esas pendientes había caídas, problemas, rotura de fijaciones y abandonos. El equipo más rápido estaba en ese control de cima para las once de la mañana. El sube y baja que les quedaba por Torre Blanca y Padiorna no era broma. La ventaja de los más rápidos era encontrar las mejores nieves que luego se iban haciendo pesadas para los más lentos. Por arriba se cerraban a las 12:20 horas los pasos para Torre Blanca. Pero para esa hora en Fuente Dé ya había gritos de meta.
Iñigo Lariz y Antonio Alcalde primeros en realizar el recorrido
El equipo número 1, que lleva ese número por ser el ganador del año anterior, integrado ahora por el vasco Iñigo Lariz emparejado provisionalmente con Antonio Alcalde por estar su compañero habitual lesionado, cruzaba una línea trazada sobre la nieve con vino de Rioja Alavesa, a solo 2 horas y diecisiete minutos de su salida; en ese tiempo corrieron casi 20 kilómetros y ascendieron cerca de dos mil metros de desnivel, como si fuesen en moto, a casi ocho kilómetros por hora. “Estaba serio por allá arriba”, decía Lariz, “me he visto con las manos por delante”. Se refería a las pendientes que suben hacia Llambrión, donde se les ha visto caer a varios equipos, entre ellos tres de los seis primeros con un altísimo nivel de esquí, lo que significa que la nieve se lo había puesto difícil porque estaba muy dura, pero aquí no se ponen cuchillas y los crampones se dejan para lo imposible con esquís.
Que el recorrido ha sido excepcionalmente duro explica los numerosos abandonos, no pocos por rotura de material; que la jornada era perfecta en los Picos bajo un cielo inmensamente azul permite asegurar que todos han disfrutado allá arriba, que la Regil durará aún muchos años y más cuando le queda solo uno para celebrar el cumpleaños cuarenta, todo un logro de veteranía.
Crónica: Santi Yañiz
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